
14 Jul ¿Qué es la asertividad? ¿Eres capaz de decir que “no”?
En este post trataremos los siguientes temas
- 1 La asertividad y la importancia de las habilidades sociales
- 2 ¿Qué son las habilidades sociales? ¿Por qué son útiles?
- 3 ¿Qué son los estilos comunicativos? ¿Cómo distinguir la asertividad del resto de comportamientos?
- 4 Algunas claves importantes para entender la asertividad
- 5 ¿Cuáles son los beneficios de ser asertivos?
¿Te suena demasiado la frase “No sé decir que no”? ¿O sueles sacar el dedo acusador con frecuencia ante la persona con la que estás discutiendo? No todos nos comportamos de la misma forma ante la expresión de nuestras necesidades, sentimientos o para negociar. De hecho, por ejemplo, hay gente para la que una negociación supone un auténtico suplicio: y que termina por sacrificar siempre lo que realmente quieren.
¿Te sientas familiarizado con algo de lo que estamos hablando? Hoy empezamos a hablar de un tema que nos apasiona, y que consideramos fundamental para llevar una vida lo más saludable mentalmente posible. Y seguiremos desarrollándolo en próximos post y en nuestras redes: Las llamadas habilidades sociales y los estilos comunicativos. ¿De qué hablamos realmente cuando hablamos de asertividad? ¿Tengo un estilo agresivo? ¿O más bien me caracterizo por una gran sumisión y pasividad?
Entender todo esto y caminar hacia la asertividad es sinónimo de salud mental y bienestar. ¡Sigue leyendo y aprendiendo con nosotras!
Las habilidades sociales son aquellas que nos permiten a los seres humanos relacionarnos adecuadamente entre nosotros.
De hecho, son tan absolutamente imprescindibles para para poder desenvolvernos en la sociedad, que las personas que no las tienen pueden manifestar altos grados de disfuncionalidad. Lo cual repercute muy negativamente en su vida, llegando incluso a generar o empeorar trastornos psicopatológicos. Un ejemplo muy evidente es la “fobia social”.
Estas destrezas sociales se aprenden. Y aquí nuestra infancia es muy protagonista, como prácticamente para todo en la vida. Pero ello no quiere decir que no estemos a tiempo para re-aprender aquellas habilidades sociales que mejorarán con creces nuestra calidad de vida; convirtiéndonos en personas mucho más satisfechas y felices. ¡Y la terapia psicológica nos ayudará en este proceso de aprendizaje!
Gracias a estas habilidades sociales somos capaces de expresar nuestros sentimientos, pensamientos y opiniones, siempre dentro de las características de la situación a la que nos enfrentemos. No usaremos las mismas herramientas para resolver un conflicto laboral que para un problema personal con un amigo o con algún miembro de nuestra familia, por ejemplo.
Las habilidades sociales nos permiten, por lo tanto, resolver problemas inmediatos y evitar futuros conflictos. ¡Y aprender a decir que no, por supuesto!
¿Qué son los estilos comunicativos? ¿Cómo distinguir la asertividad del resto de comportamientos?
Podemos dividir las habilidades sociales en tres clases: lo que en psicología llamamos “estilos”. Ya os adelantamos, como podréis intuir, que el estilo deseable con el que deberíamos vivir nuestra vida es el llamado “estilo asertivo” o asertividad.
- Estilo agresivo: el comportamiento agresivo se basa en la creencia de que nuestras necesidades y deseos están por encima de las de otros. Se caracteriza, pues, por la expresión de los sentimientos, pensamientos y necesidades a través de la humillación o sometimiento de los demás (física o emocionalmente), o bien ignorando completamente sus derechos. En muchas ocasiones este estilo no es tan evidente porque no se usa la agresividad de forma explícita, sino que puede estar enmascarado a través del sarcasmo o la manipulación.
- Estilo asertivo: ser asertivos implica expresar nuestros pensamientos, sentimientos y creencias de una manera directa, honesta y apropiada para la situación en la que nos encontramos. Ser capaces de escuchar el otro punto de vista, y negociar de manera que los demás colaboren por su propia voluntad. Supone tanto respetarnos a nosotros mismos como a los demás.
- Estilo pasivo: también podríamos llamar “sumiso” a este tipo de comportamiento. Y se caracteriza por considerar que nuestras necesidades y creencias son menos importantes que las de los demás. Las personas con estilo pasivo no manifiestan sus necesidades, pensamientos ni sentimientos propios, por miedo a no complacer o incluso enfadar o alterar al que tienen enfrente. Sus derechos siempre quedan a un lado, dejando que todos los demás impongan sus deseos.
Ya solo con esta breve descripción podemos intuir que identificar y practicar el estilo asertivo es lo más complicado. Pero insistimos en algo muy importante: no solo se puede aprender a ser asertivos, ¡sino que se trata de una habilidad que puede entrenarse y mejorarse! Y los resultados para la salud mental son muy satisfactorios. Empezando por un fortalecimiento vital de la autoestima.
Algunas claves importantes para entender la asertividad
Como ya sabemos, la comunicación se compone del lenguaje verbal y no verbal. De modo que nuestro propio lenguaje corporal puede estar transmitiendo una conducta pasiva, asertiva o agresiva. Y es totalmente complementario a nuestras expresiones orales.
Sin embargo, para que nos hagamos una idea, aquí tenéis un ejemplo de cuál sería la conducta verbal en función del estilo desde el que nos estemos expresando. Con este pequeño esquema podemos entender bien dónde debemos situarnos para expresarnos con asertividad.
CONDUCTA PASIVA | CONDUCTA AGRESIVA | CONDUCTA ASERTIVA |
O bien no se dice absolutamente nada o bien se utilizan expresiones como “no tiene importancia pero…”, “puede que…”, “quizás…”. Colocándonos en una situación de inferioridad. | Se recurre al uso de críticas, acusaciones y exigencias; cuando no directamente insultos. Las frases aparecen en mayor medida en segunda persona y suele emplearse el tono acusador: “Eres…”, “no me gusta nada tu comportamiento…”, “no tienes razón…” | Las frases tienden a estar en primera persona: “creo que…”, “me gustaría…”, “estaría bien que…”. |
Ser asertivo no significa querer llevar siempre la razón o tenerla, sino expresar nuestras opiniones, sentimientos, pensamientos, necesidades y derechos sean o no correctos. Tampoco significa no filtrar las opiniones que tenemos en nombre de la sinceridad, ya que podemos ser hirientes con los demás disfrazándolo como una opinión asertiva (lo que llamamos también “sincericidio”).
La asertividad supone tener, además, la habilidad de elegir el momento adecuado para expresar las cosas.
El manejo de la asertividad nos recuerda, por lo tanto, que tenemos derecho a:
- Ser tratados con respeto.
- Ser apreciados o valorados.
- Expresar nuestros sentimientos deseos, sentimientos, necesidades, etc.
- Establecer nuestras prioridades.
- Decir que no sin sentir culpa.
- Equivocarnos y poder ser responsables de nuestros errores.
- Decidir no ser asertivo en determinadas situaciones críticas (si nos someten a violencia física, por ejemplo).
- Tomar nuestras propias decisiones.
¿Cuáles son los beneficios de ser asertivos?
Como estamos comprobando, la asertividad tiene una gran importancia, ya que puede ayudarnos a mejorar nuestras relaciones y a conseguir lo que deseamos de una manera adecuada; sin herir, ni quedar por encima de los demás. Pero siendo siempre capaces de reclamar nuestros propios derechos.
Comportarse asertivamente ofrece grandes ventajas:
- Nos permite mejorar nuestra autoestima a través de la expresión honesta y directa. Además, está demostrado que una prevalencia excesiva de comportamientos pasivos o agresivos se relaciona con una baja autoestima.
- Conseguimos una mayor confianza en nosotros mismos al experimentar el éxito derivado de una actitud firme ante los demás y gracias a nuestras acciones.
- Al conseguir defender nuestros derechos, negociando con otros, podremos satisfacer nuestras necesidades.
- El comportamiento asertivo es muy efectivo, por tanto, en el tratamiento de la depresión, la ansiedad y el estrés provocados por las relaciones interpersonales.
- El estilo asertivo consigue amortiguar el malestar emocional porque evita los estados alterados de las personas agresivas o los estados de culpabilidad o depresivos de las personas pasivas o sumisas.
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Xiomara Comas Londoño
Publicado a las 16:17h, 26 septiembreSe escuchar pero estoy convencida de que hablando, la gente se entiende.
Laura Martos
Publicado a las 16:31h, 15 octubreLas dos cosas son necesarias 🙂