
15 Ene Educar en positivo: economía de fichas
En este post trataremos los siguientes temas
Educar en positivo mediante la economía de fichas
Como padres nos encontramos en muchas ocasiones desbordados tratando de hacerlo lo mejor posible con nuestros hijos, y sin saber bien cómo lo estamos haciendo. Por este motivo, vamos a explicar cómo educar en positivo a nuestros hijos.
Para extinguir una conducta, desde la psicología y el sentido común, está el “castigo positivo” entendido como dar un estímulo que hará que disminuya la probabilidad de que la persona repita una conducta. Por ejemplo, una multa si vas deprisa con el coche.
También está el “castigo negativo”, entendido como quitar algo que te gusta hacer como, por ejemplo, no ver la televisión hasta que acabes los deberes.
Pero ¿y si en lugar de basar la educación de nuestros hijos en castigos, positivos o negativos, usásemos el refuerzo?
Bienvenido al mundo de la “economía de fichas”, que permite a los padres pasar de ser los “malos de la película” a los que administran las reglas que previamente hemos pactado, sin dramas ni enfados, y ¡con premios para los ganadores!
Refuerzo
Una vez visto qué es el castigo, falta por conocer qué es el refuerzo. El refuerzo, al igual que el castigo, puede ser positivo y negativo.
Cuando hablemos de refuerzo positivo, estaremos refiriéndonos al típico premio de toda la vida. Esto es un ejemplo de educar en positivo.
Por ejemplo, mi hijo hace pipi en el orinal, y hacemos una fiesta (la fiesta es un premio). Otro ejemplo sería si mi hija saca buenas notas en el instituto, y puede salir con sus amigas el sábado al cine (salir es un premio).
Con esto, es muy probable que mi hijo vuelva a hacer pipi en el orinal y mi hija siga esforzándose para sacar buenas notas, porque ambos han visto reforzada la conducta con un estímulo.
Cuando se habla de refuerzo negativo, pensaremos en ese plato de comida que no nos gustaba de pequeños, y que sigue sin gustarnos… brócoli, judías, pescado… O de algo que no te gusta nada ahora (ir al dentista, pagar impuestos…) ¡Elige el tuyo!
El refuerzo negativo consiste en eliminar lo que no te gusta (estímulo aversivo), sintiendo alivio después de modo que una siguiente vez es más probable que realices esa conducta para eliminar lo que no te gusta. Por ejemplo, si tu hijo recoge los juguetes para evitarse la «charla».
Existen estudios en los que los participantes tenían opción de elegir entre terminar los deberes para conseguir un premio, o descansar sin el premio final. Se observó con el estudio que los colaboradores eligieron hacer las tareas para obtener el premio observando obediencia mediante el uso de reforzadores .
Economía de fichas: modificación de conducta
Después de ver qué son los castigos y los refuerzos, tanto positivos como negativos, y entender porqué funcionan tan bien, llega el momento de ver cómo aplicarlos en la diaria para la educación de nuestros hijos. O cualquiera que queramos que extinga o adquiera una conducta. ¿Quizás nosotros mismos?, porque este sistema se puede aplicar a los niños, a los mayores, a otros y a nosotros mismos, ya que está basado en el condicionamiento operante de Skinner, una teoría que relaciona las acciones de las personas con las consecuencias que tienen (Skinner, 1975).
Ahora, centrando este artículo en la educación de los niños, vamos a ir viendo los pasos para llevar a cabo este sistema de modificación de conducta.
- El primer paso es identificar qué conductas quieres que mejoren. Elige 10 cosas concretas que no sean súper complicadas y puedan hacerse de forma gradual. Es fundamental que los hijos no se frustren en el proceso de lograr cambiar la conducta, generando nuevos hábitos. Para ayudarte a pensarlas, te damos algunos ejemplos, aunque deberás adaptarlas a la edad de tus hijos:
− Lavarse los dientes (el ideal puede ser lavárselos después de cada comida, pero quizás con una vez al día, pueda ser un comienzo).
− Irse a la cama a las 21h o la hora a la que se acuesten.
− Ir solos al baño y limpiarse bien.
− Ducharse solos o bajo la supervisión de los adultos (si por edad pueden hacerlo sin peligro)
− Quitarse los zapatos al entrar en casa, y ponerse zapatillas.
− Hacer la cama.
− Aprobar el examen. - De entre todas las que os salgan, elegir unas pocas que realmente supongan un esfuerzo y dejad las demás “fáciles y de relleno”, con el objetivo de motivarles a conseguir el premio “por un poco más de esfuerzo”. Los niños, como los mayores, si vemos que nos falta poco para llegar al éxito, podemos hacer ese pequeño esfuerzo, que no haríamos con tanta facilidad si estamos infinitamente lejos de conseguirlo.
- Explícales a tus hijos cómo va el programa. Tendréis un tablero delante en el que habréis puesto qué cosas elegís tareas y qué cosas como premios. Cuanto más mayores sean, se podrá elegir “mayor plazo” para conseguirlo, mientras que, en niños más pequeños, un par de días o tres es suficiente, y el premio deberá ser más inmediato. El funcionamiento es fácil: si el niño hace las conductas elegidas hasta sumar X caritas felices (las que hayamos decidido que son el número bueno), conseguirá el premio elegido.
- Este es un ejemplo, con 2 caritas felices al día, consigue el premio de ver el capítulo que le gusta, o elegir postre, o elegir el cuento que se le lee en la cama al acostarse.
- Importante:
– El tablero tiene que estar en lugar visible, de manera que los éxitos se compartan con las personas de la casa.
– No hay castigos, es decir, si no se consigue algún día, no se pone carita feliz pero no se “dramatiza” sobre ello.
– Mamá, papá o quien se ocupe del niño no premia ni castiga, porque es él quien decide si quiere hacer las cosas y tener el premio, o no. ¡No dramas! Los mayores sólo aplicamos las normas que hemos pactado antes con los hijos.
Conclusión
Gracias a MensActiva tienes una herramienta más para educar a tus hijos desde lo positivo y el que aprendan la relación entre actos y consecuencias.
¿Quieres aplicarlo contigo o con otros adultos? Adelante, puedes elegir conductas adaptadas a tu edad y necesidades, y premios que realmente te interesen. Este sistema, basado en el condicionamiento operante de Skinner, funciona si se aplica respetando los principios de su teoría.
¡Anímate a probarlo y cuéntanos qué tal te ha ido!
Este artículo ha sido redactado por Ana Martínez Llorens durante la realización de sus prácticas del MPGS
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