
18 Dic TDAH infantil: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
Dentro de los generalmente catalogados como trastornos de la conducta en niños y adolescentes, las siglas TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) han ocupado numerosos titulares en la última década. Y no todas las noticias relacionadas con este fenómeno son especialmente acertadas. En numerosas ocasiones, la desinformación y el alarmismo prevalecen por encima de la necesidad de sensibilizar, comprender y ejercer una responsabilidad terapéutica. La cual debe ser asumida por todos los actores que forman parte del entorno infantil: padres, tutores, profesores, psicólogos y profesionales de salud. Para evitar, precisamente, los peligros del hiperdiagnóstico y la mala praxis a la hora de enfrentar el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Así como en lo relativo a cualquier otra anomalía, problema o, simplemente, dificultad del comportamiento y la psique del niño.
Una correcta atención psicológica temprana resulta fundamental para garantizar el correcto desarrollo del infante. Es lógico y positivo plantearse cuestiones como: ¿Es mi hijo hiperactivo? ¿Su falta de concentración y desmotivación es grave? ¿Cómo puedo saber si mi hijo sufre TDAH o tiene problemas derivados de la falta de atención? ¿Cómo puedo ayudarle y afrontar saludablemente su conflicto? Pero mantener la calma, enfocar la salud mental desde la óptica más abierta posible y confiar en los consejos de psicólogos profesionales serán nuestros mejores aliados.
En este post trataremos los siguientes temas
Mitos y dudas sobre el TDAH: la importancia de voces especializadas
Un diagnóstico erróneo no solamente puede conducir a la estigmatización y a dañar la autoestima, sino que también conlleva pasar por alto cuáles son las verdaderas necesidades del niño. Por ello, hablar de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, dificultades en el aprendizaje u otras problemáticas cognitivas o emocionales en la infancia no es algo que deba banalizarse. Muchos de los síntomas o los comportamientos asociados al TDAH pueden malinterpretarse, confundirse con otros problemas, exagerarse o, por el contrario, tomarse excesivamente a la ligera. Las voces críticas respecto al aumento del diagnóstico del TDAH alertan sobre la cautela que debe existir ante la sobremedicación. Y lo peligroso y poco efectivo a nivel de resultados terapéuticos que resulta poner etiquetas sin cuidado.
No obstante, tampoco podemos olvidar que la existencia de una mayor sensibilidad o atención sobre este tema no debe ser observado como algo negativo o una moda. Sino como una llamada de atención hacia cierta problemática de salud mental infantil que se estaba descuidando. Según datos de la FEAADAH (Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad), este trastorno considerado como patología psiquiátrica lo padecen alrededor de entre un 2 y un 5% de la población infantil. En el informe de la OMS de 2003 sobre los cuidados de niños y adolescentes en relación con problemas mentales (Caring for children and adolescents with mental disorders) ya se ponía el foco de atención en el TDAH como uno de los trastornos más destacables en la primera infancia. Cuya desatención puede conllevar consecuencias muy negativas, cuando no nefastas, en la edad adulta. Dada la probabilidad de complicarse con otras patologías.
Síntomas o claves asociadas al TDAH o Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
Una de las grandes dudas es si, efectivamente, el Trastorno por Déficit de Atención va siempre acompañado de Hiperactividad. En relación con ello se ha llegado a identificar tres tipos:
- El TDAH hiperactivo-impulsivo: Donde los patrones de impulsividad o hiperactividad son más dominantes en el comportamiento. Suele ser más común en los varones.
- El TDAH inatento: Cuando la falta de atención es la protagonista. Suele ser más habitual en el sector femenino.
- El TDAH combinado: Como su propio nombre indica, se produce cuando la hiperactividad, la impulsividad y la inatención se dan la mano en el cuadro diagnóstico.
Es por ello que muchas veces se hace referencia a él como Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, puesto que esta última puede estar o no presente en la ecuación.
Como puede deducirse de la clasificación anterior, el TDAH se vertebra en torno a tres características concretas:
Hiperactividad: Cuando la actividad es extremadamente excesiva respecto a la edad del niño.
- No pueden permanecer sentados sin agitarse constantemente o moviendo las manos y los pies de forma continuada.
- Corren, saltan, trepan en situaciones que no son propicias para ello. Da la sensación de que no pueden parar de moverse y que no conocen prácticamente la extenuación a pesar de su actividad incesante. Suelen accidentarse con excesiva frecuencia.
- Pueden presentar verborrea e interrumpir a los hablantes.
- Interrumpen, molestan e impiden el correcto desarrollo de las actividades de otros.
Impulsividad: Cuando el niño presenta grave dificultad para mantener el control de sus emociones y su conducta.
- Presenta complejidad, es poco colaborativo o incluso se muestra desafiante antes las dinámicas grupales. Es incapaz, por ejemplo, de guardar una fila.
- Se entromete con mucha frecuencia en los asuntos de otros, sin poder evitar reprimirse. Interrumpe los juegos de los otros niños.
- Es muy impaciente e incapaz de guardar su turno.
- Intolerancia muy elevada a la frustración.
- Temerarios: son muy imprudentes ante los peligros y riesgos.
Inatención: Cuando la concentración se ve obviamente mermada y el niño tiene muchos problemas para prestar atención.
- No consiguen mantener el foco en actividades que exijan una mínima concentración; incluso en juegos o situaciones lúdicas muy simples.
- Pierden cosas constantemente y no atienden a ningún tipo de detalle. Tienen muchas dificultades para priorizar tareas.
- Presentan distracción constantemente ante cualquier estímulo, por insignificante que este sea.
- Olvidan con mucha frecuencia detalles muy simples y significativos para poder desarrollar con normalidad tareas cotidianas.
MensActiva: psicólogos profesionales especializados en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
Es evidente que los niños, especialmente antes de los 5 años de edad, pueden ser auténticos terremotos cargados de energía que necesitan drenar de forma saludable y lúdica para su correcto desarrollo. Y que eso no tiene por qué estar relacionado con una patología grave. Sin embargo, la presencia del TDAH en la infancia y otras anomalías o problemas relacionados con dificultades en el aprendizaje o desequilibrios emocionales deben atenderse con cautela desde el primer momento. Ignorar estos problemas puede acarrear graves consecuencias a lo largo del ciclo de crecimiento y madurez del infante. La terapia psicológica infantil es una de las recomendaciones específicas como principal abordaje de este tipo de trastornos.
En MensActiva contamos con probada experiencia profesional en el ámbito de la salud mental infantil y estaremos encantados de responder tus dudas. Contacta con nosotros y cuéntanos tu caso.
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