¿Necesita mi hijo un logopeda?

¿necesita mi hijo un logopeda?

20 Ene ¿Necesita mi hijo un logopeda?

Las dudas más frecuentes sobre logopedia e infancia

¿Cuándo tengo que llevar a mi hijo a un especialista? ¿Debo esperar? ¿Cómo podemos saber si un niño está experimentando problemas en el lenguaje? Estas son algunas de las preguntas más frecuentes ante cualquier inquietud respecto a si nuestros hijos tienen una respuesta “normal” o, mejor dicho, “adecuada” en relación con las necesidades de desarrollo cognitivo y comunicativo propias de su edad. La preocupación es importante, sin lugar a dudas, para contribuir con uno de los requisitos más significativos para ayudar a los niños que puedan presentar trastornos específicos del lenguaje o problemas en cualquier otra área: la atención temprana. Pero, como siempre, no puede ser desmedida ni alarmista. Puesto que el reflejo de tranquilidad, sosiego y naturalidad ante los niños es fundamental para su adecuado proceso terapéutico. ¿Cuándo y por qué debería acudir un niño al logopeda? ¿En qué áreas la logopedia es efectiva y puede ayudar en la infancia?

¿Qué es la logopedia? ¿Cuáles son las funciones del logopeda?

Según la propia definición del Consejo General de Colegios de Logopedas, “la logopedia es ciencia y arte. (…) Comprende los procesos de la comunicación humana, los trastornos relacionados y el conocimiento de los medios para prevenirlos, evaluarlos y tratarlos. El logopeda (…) se ocupa del estudio del proceso comunicativo y de la prevención, el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento de sus trastornos.”

Por lo tanto, la logopedia tiene como objeto de estudio la gran responsabilidad de la comunicación y de la expresión del lenguaje. Los logopedas, como profesionales versados en esta disciplina, deben atender todas aquellas funciones cerebrales superiores vinculadas con la comprensión y la expresión.

Y precisamente, como pilares fundamentales de nuestra condición como seres humanos, la comunicación y el lenguaje implican una gran complejidad. Debido a las numerosas funciones asociadas a ello: auditivas; visuales; cognitivas; respiratorias; deglutorias; vocales y orofaciales (conjunto de órganos encargados de las funciones de respiración, succión, fonación, etc.; tales como los huesos de la cara, los músculos de la expresión facial, los músculos de la faringe o del cuello…). El abordaje de la logopedia en su afán por solucionar los trastornos del lenguaje ha de ser, como vemos, multidisciplinar. El logopeda puede trabajar tanto dentro del área educativa como sanitaria. Incluso en numerosas ocasiones se pasa por alto que el logopeda también puede intervenir en el tratamiento de los trastornos del ámbito de la deglución y la alimentación.

Y no debemos pasar por alto que el pediatra, como profesional de la atención temprana, debe ser uno de los primeros elementos de consulta ante cualquier posible alteración.

¿Cuándo debe acudir mi hijo al logopeda? ¿Qué puede hacer la logopedia por un niño?

No debemos pensar que ir al logopeda implica siempre casos extremos. La logopedia no debe restringirse únicamente a graves trastornos del aprendizaje, que pueden ir desde la dislexia hasta la disfasia (esta última alteración consecuencia generalmente de una lesión cerebral), pasando por consecuencias derivadas del espectro del autismo, por ejemplo. El papel del logopeda en estos casos es evidentemente de vital importancia. Pero, en términos generales, el logopeda puede contribuir de forma altamente positiva con las capacidades de comunicación y expresión de los infantes. Y así prevenir problemas y frustraciones más complejas en la edad adulta.

A continuación os ofrecemos algunas señales de alerta a las que debemos prestar atención para acudir al especialista en logopedia en niños de 0 a 6 años:

De 0 a 3 meses

  • No responde a los sonidos como acto reflejo.
  • Presenta graves problemas para succionar.
  • No sonríe ante caras o voces familiares.

De 3 a 6 meses

  • No emite sonidos guturales para llamar la atención.
  • No repite las vocalizaciones de los adultos, tratando de imitarlo.
  • Rechaza la cuchara y no muestra interés por los alimentos.

De 6 a 9 meses

  • No trata de vocalizar para llamar la atención.
  • No introduce la imitación en el juego a la hora de reproducir, por ejemplo, canciones infantiles.
  • No emite gestos de saludo o despedida con las manos.
  • Determinadas texturas le provocan repulsión y arcadas.

De 9 a 12 meses

  • Apenas balbucea y no responde a su nombre.
  • No reconoce los términos “mamá” y/o “papá”.
  • No distingue una negación.

De 12 a 18 meses

  • No reconoce los términos “mamá” y/o “papá” con un significado concreto.
  • No realiza contacto visual de forma adecuada.
  • No es capaz de nombrar objetos muy cotidianos y familiares de su contexto cercano.
  • No reacciona con respuestas diferentes a distintos sonidos, ni juega a imitarlos.

De 18 a 24 meses

  • No presenta interés en ningún tipo de interacción con los seres de su entorno.
  • Los cuentos no le provocan estimulación.
  • No es capaz de responder a órdenes simples como “mira” o “dame”.
  • No consigue identificar partes de su cuerpo.
  • No es capaz de utilizar palabras significativas sencillas. No construye frases de una palabra a los 18 meses ni de dos a tres palabras a los 24 meses.

De 24 a 36 meses

  • No consigue elaborar frases de tres o cuatro palabras.
  • No emplea el “yo” ni entiende el “mío” o la identidad del otro (“tú”, “tuyo”).
  • No parece que esté adquiriendo apenas vocabulario.

A los 3 años

  • No mantiene contacto visual.
  • No consigue relacionarse adecuadamente con otros niños de su edad. Y no es capaz tampoco de tener una comunicación fluida con los adultos.
  • No es capaz de aprender, retener y cumplir normas básicas en el ámbito escolar.
  • No comprende lo que se le demanda o se le dice.
  • Los bloqueos a la hora de hablar, como la tartamudez, se manifiestan.

A los 4 años

  • Los conceptos asociados a las palabras le son muy ajenos.
  • No comprende las órdenes y no es capaz de reaccionar a ellas.
  • No puede mantener una conversación fluida.
  • Muestra gran incapacidad para contar sílabas ayudado por las palmas.

A los 5 años

  • No es capaz de articular los fonemas del castellano (incluido el sonido “rr”).
  • Tiene muchos problemas para seguir la lectura y la escritura.
  • Muestra rechazo o grave falta de interés por los procesos de aprendizaje.
  • Muestra agresividad, incluso, en su frustración o falta de atención ante una tarea.
  • Hiperactividad.

Psicología MensActiva: especialistas en logopedia infantil y terapia del lenguaje

Los trastornos del habla y los retrasos y dificultades en el lenguaje son escollos que requieren de la solvencia y orientación por parte de verdaderos profesionales. La atención temprana en estas áreas, a través de un buen diagnóstico y un tratamiento eficaz, será fundamental para asegurar el adecuado desarrollo cognitivo de los niños. Como solemos comentaros, es muy importante tener en cuenta que cada caso concreto es un reto específico. Y que, a pesar de las orientaciones anteriores, cada individuo requiere de una evaluación especial. Puesto que no todos los niños son igual de “precoces” o de “tardíos” (por usar conceptos rápidamente entendibles) a la hora de hablar, expresarse ni manifestar ideas complejas. En psicología MensActiva contamos con profesionales con demostrada experiencia y capacidad de actuación en logopedia. ¡Ponte en contacto con nosotros y cuéntanos cuáles son tus dudas e inquietudes!

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