
08 Mar Sesgos de pensamiento II
En este post trataremos los siguientes temas
Sesgos de pensamiento II
Como se mencionó en el articulo anterior, los sesgos o distorsiones cognitivas son simplificaciones mentales cuya finalidad es llegar a conclusiones que no suelen ser acertadas ni realistas pero que ahorran esfuerzo en el procesamiento de la información.
En esta segunda parte se hará alusión a otros heurísticos que están relacionados con el marketing, la autopercepción y con la influencia que estos sesgos tienen en la parte más social.
Si antes de empezar con los presentes sesgos, quieres repasar el artículo en el que te hablábamos de algunos de ellos, puedes leerlo aquí.
Efecto señuelo
Este sesgo tiene su consecuencia y beneficio para la industria del marketing pues consiste en la influir en la decisión del consumidor ante la oferta de un tercer producto que genere una nueva percepción de los productos. Lo que cambian entre las tres opciones puede ser la calidad, la cantidad, etc.
Por ejemplo en la heladería de tu barrio ponen tres tipos de tarrinas, la pequeña, la mediana y la grande, con sus respectivos precios de 2€, 4€ y 6€. Pero, aquí viene la estrategia, deciden que los precios serán 2€, 4€ y 5€, por lo que el tamaño grande será mas apetecible económicamente hablando que el resto. “Menudo chollo, la tarrina grande solo es 1€ más que la mediana y tiene más cantidad”.
Con este razonamiento se decide comprar la grande ya que se piensa que se ha tomado una muy buena decisión cantidad-precio, es decir, se genera en la persona la sensación de que ha escogido la mejor opción cuando realmente ha sido influida por la estrategia de marketing.
Ilusión de frecuencia
Tendencia a pensar que un fenómeno es más probable de lo que realmente es ya que lo hemos descubierto recientemente, nos ha llamado la atención, es muy emocional, etc.
Este sesgo puede influir en muchos aspectos, por ejemplo cuando se descubre por primera vez la compañía de teléfono Lyca la cual suele estar anunciada en locutorios, tiendas de alimentación y bazares, de pronto parece verse en todas partes.
También puede ocurrir con aspectos algo más negativos de la vida cotidiana como sucede en las noticias y la publicidad de las alarmas de seguridad de las hogares. Ante un “bombardeo” continuado en medios de comunicación de casos de robos u ocupación de casas la población considerará que es más probable que le entren a robar/ocupar su vivienda aunque no haya datos que confirmen esa hipótesis. De ahí que se pueda jugar con la perspectiva del ciudadano haciéndole parecer que algo es más frecuente y por tanto tome la decisión o precaución ante un no “tan real” peligro.
Efecto Dunnin-Kruger
Consiste en la sobreestimación de las competencias, habilidades o conocimientos en aquellos individuos que tienen menor preparación o formación sobre un área en concreto, infraestimando estas deficiencias. Los autores de este sesgo llegaron a algunas reflexiones sobre las personas con menos capacidad:
– Suelen sobreestimarse.
-No suelen ser capaces de considerar las competencias del resto.
– Tienden a no reconocer que no son tan habilidosos como se estiman.
– Cuando aumentan su formación suelen reconocer de forma más fácil su menor incompetencia pasada.
Este efecto puede ocurrir en el propio campo de la psicología. Por ejemplo, cuando personas sin formación se consideran más expertas en pautas para una mejor higiene del sueño y por tanto dicen sus ideas con mayor convicción que una persona con formación en trastornos del sueño que no se sentirá con tanta seguridad como la primera.
Efecto espectador
Fenómeno psicológico en el que una persona está menos predispuesta a ofrecer ayuda en una situación de emergencia si hay otras personas presentes, mientras que hay mayor predisposición si está sola. En este sesgo el individuo se siente menos responsable de intervenir si hay más gente porque “seguro que ya lo hará otro”, y también por la duda de saber si es tan importante la situación como para tener que intervenir.
Debido a este efecto se recomienda concienciarse del mismo y tomar la iniciativa para no delegar la responsabilidad de atender una situación de posible urgencia.
Sesgo de proyección
Propensión inconsciente a considerar que el resto tiene las mismas (o similares) ideas, opiniones, principios que uno/a mismo/a incluso cuando no es seguro que seas así. Se cometen errores que pueden llevar a conflictos porque la persona asume lo que como es la otra persona, como por ejemplo ir a una manifestación para defender los derechos de las mujeres y considerar que todas las personas allí presentes son feministas e incluso que defienden el mismo tipo de feminismo.
Efecto halo
Inclinación a generar una impresión general positiva o negativa de una persona con solo tener en cuenta la primera percepción de una/s de sus características. Cuando una persona nos agrada solemos a atribuirle características positivas, por ejemplo, suponiendo que además es inteligente, amigable y responsable sin tener suficiente evidencia de ello. Coloquialmente sería “quedarnos con la primera impresión” de un individuo y asumir el resto, lo cual lleva a evidentes errores llamados estereotipos.
Este efecto ha sido objeto de estudio en la psicología social, y un ejemplo de ello es la influencia en la población que provoca que se suponga que una persona atractiva también será extrovertida e inteligente. El resultado es que se produce una mayor atribución hacia los hombres el atractivo y la extraversión y mayor influencia del atractivo de las mujeres en sus atribuciones.
Un error debido a este sesgo podría ser contratar a alguien por ser más atractivo asumiendo que tendrán además otras tantas habilidades que requiera el puesto pero que no se han comprobado si se tienen.
Sesgo de autoridad
Propensión de la población a dar mayor credibilidad a la información u opinión de una figura de autoridad, aun pudiendo no estar relacionado su cargo con ese contenido.
Este sesgo surgió gracias al experimento de Milgram en el que se puso a prueba la obediencia de los participantes a la autoridad en contra de su propio criterio.
Se pudo observar que la sociedad nos enseña y entrena para cumplir de forma sistemática reforzando esta obediencia para mantener la estabilidad y la justicia.
Esta tendencia a obedecer a las autoridades se considera útil en situaciones en las que se deben tomar decisiones rápidas. Sin embargo, puede cegarnos de nuestro propio criterio y de escuchar diferentes opiniones de los demás.
Teoría del mundo justo
Inclinación por la que se piensa que el mundo es justo y que cada persona recibe lo que merece. Es por ello que se llega a razonar situaciones injustas, es decir, atribuir las causas de los triunfos y de las pérdidas a factores internos en vez de externos.
Si optamos por un enfoque positivo, desde esta teoría se puede motivar a las personas para lograr sus propósitos. Sin embargo no es una visión realista puesto que no tiene en cuenta, por ejemplo, las condiciones socioeconómicas, el azar, las desigualdades, etc. Y desde un enfoque negativo y realista, este sesgo puede mantener situaciones injustas y actitudes hostiles hacia aquellos más desfavorecidos. En el caso de la pobreza, quien es pobre es porque quiere, es responsable de su situación. Para sobreponerse a este sesgo se recomienda reconocer la existencia de la injusticia, reconsiderar qué situaciones dependen de uno/a mismo/a y cuales no. Por tanto se podrá comprender y empatizar para poder luchar contra estas desigualdades.
Sesgo del poder corrupto
Tendencia de aquellas personas que están en altas posiciones de poder de actuar de forma corrupta especialmente si hay impunidad, falta de supervisión y de transparencia.
Este sesgo es realmente problemático en aquellas sociedades, donde aunque la corrupción ocurra, no existen unas instituciones que garanticen el control de estos ladrones de recursos. La forma de compensar esta tendencia de las clases muy muy altas a “barrer para casa” es exigir, como se ha mencionado anteriormente, instituciones que supervisen los casos de corrupción y los resuelvan de forma tajante.
Efecto de percepción ambiental
Consiste en la significativa impresión que provoca el entorno en el comportamiento. Este sesgo tiene su origen en la “teoría de las ventanas rotas” de Zimbardo. Se comprueba que un lugar/área puede tener un impacto suficiente en la percepción de las personas por lo que su conducta también se ve modificada. Es decir, si ven un ambiente pulcro tenderán a tratarlo con cuidado y si ven un ambiente sucio y deteriorado tenderán a realizar conductas más “destructivas”. Un ejemplo trivial es, aunque no como único factor, estar en un festival y dejar la basura en cualquier lado porque el entorno ya está sucio.
En conclusión, se ha podido ver cómo los heurísticos influyen en el pensamiento. Por tanto, en cómo experimentaremos las situaciones, las emociones y las actitudes. Debido a la probabilidad de cometer errores por simplificar se recomienda estar más pendiente y consciente de cómo los sesgos impactan en nuestras decisiones. Algunas formas puede ser reconsiderar otras alternativas, buscar más información y también estar más dispuesto a cambiar de opinión.
Este artículo ha sido redactado por Gema Figal durante la realización de sus prácticas como alumna del MPGS.
Imagen cedida por Freepik
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