
14 Ene Celos en la pareja: 5 consejos para controlarlos
Has escuchado por activa y por pasiva, cientos de veces, que los celos son los peores compañeros de viaje que puedes tener en pareja. De hecho, no en todos los casos se quedan en una sensación transitoria y anecdótica, sino que se convierten en patológicos y acaban por enfangar cada rincón de tu vida.
Y así, claro está, no es posible ser feliz. Los celos destruyen, no construyen absolutamente nada positivo a tu alrededor.
Pero claro, la teoría está muy bien… Sin embargo, ¿qué pasa en la práctica? ¿Qué puedo hacer para evitar que los celos acaben con mi relación de pareja?
Hoy no solo vamos a analizar qué son los celos en pareja, sino que también te vamos a dar 5 tips para controlarlos. Así, evitarás que ellos te controlen a ti.
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Pero, ¿sabes realmente qué son los celos?
Muchas veces se asocian los celos a la envidia. Pueden que sean primos hermanos, pero no son exactamente los mismo. Son emociones o sensaciones que parten de lugares un poco diferentes.
Los celos tienen un gran componente de miedo en su interior. Un miedo que se expande porque tiene un caldo de cultivo estupendo: se alimenta de la falta de autoestima. Cuanto más débil y pobre es tu autoconcepto, más posibilidades hay de que los celos se alimenten de él hasta dejarlo en los huesos.
Una persona que sufre episodios de celos en su relación de pareja, especialmente cuando esto ocurre sin justificación, suele tener un enorme miedo al abandono: miedo a no ser lo suficientemente bueno o buena para la otra persona; miedo a no cumplir con las expectativas; miedo a no ser deseable; miedo a ser sustituido o sustituida por terceros “más válidos”; miedo a vivir una vida en soledad…
Los celos terminan traduciéndose en una gestión obsesiva de los movimientos de la pareja. Esto puede desembocar en un clima asfixiante. Y, muchas veces, en una dinámica peligrosa.
Alimentado tanto por la cultura popular como por la publicidad o los medios de comunicación, los celos se han asociado en demasiadas ocasiones a relaciones pasionales, salvajes y muy “hollywoodienses”. Transmitiéndose la idea errónea y dañina de: “si tiene celos, entonces te quiere de verdad”.
Te lo repetimos por si acaso te queda alguna duda: ni los ataques de celos ni el control obsesivo de la persona amada es amor. Son manifestaciones de que un problema existe, y debe ser gestionado con la ayuda de profesionales de la salud mental.
¿Todos los celos son iguales?
Cada pareja es un universo particular. Lo mismo que lo es cada persona y cada paciente que atendemos en consulta. Porque la historia vital de cada uno de nosotros, nuestras experiencias, e incluso factores como nuestra genética, son muy diferentes.
Por ello, aunque existan patrones comunes en las personas que sufren celos en su relación de pareja, siempre hay que tener en cuenta las particularidades.
No todas las personas sufren celos de la misma forma, en el mismo grado ni por las mismas razones.
De hecho, los celos no siempre aparecen de la nada, sin un estímulo o desencadenante real. A veces sí que se despiertan porque en la relación aparecen mentiras o comportamientos extraños por parte de la otra persona.
Podríamos hablar de tres grandes categorías generales. Ni qué decir tiene, que pueden mezclarse y que una puede terminar derivado en otra:
-Celos por estímulos externos: Aparecen cuando existen comportamientos por parte de la pareja que “amenazan” la relación. Por ejemplo, si sale mucho de fiesta sin aportar información a su pareja sobre ello (y sin querer incluirla en la gran mayoría de las ocasiones), o bien coquetea o se muestra sensual con otras personas de forma recurrente.
Cada pareja tiene unos códigos o un contrato particular. Y nadie debe meterse a juzgar qué es lo correcto o no. Solamente ellos mismos. Cuando esos códigos se incumplen, los celos suelen surgir como una señal de alarma.
Si se gestionan adecuadamente, simplemente se quedan en eso: en una alarma que nos indica que algo nos genera malestar y tenemos que hablarlo y solucionarlo. La solución puede quedarse en una mera conversación sincera y asertiva, o bien en decidir poner fin a la relación de pareja.
Pase lo que pase, siempre será lo mejor para los dos.
-Celos por falta de autoestima e inseguridad: Este tipo de celos son quizá los más habituales. Y pueden resultar preocupantes si, hablando coloquialmente, se nos van de las manos. Parten de una autoestima muy debilitada en la persona que los padece, quien se siente inferior en múltiples aspectos, tanto en relación a su pareja como ante posibles “competidores” o “competidoras”.
Esta falta de confianza, por motivos infundados, va minando poco a poco la relación. Si no se le presta la atención adecuada, ayudando a esa persona a fortalecer su autoestima y a gestionar sus inseguridades, difícilmente se podrá salvar la relación.
Y, lo que es más importante, esa persona no logrará llevar una vida plena y satisfecha consigo misma.
-Celos obsesivos por necesidad de posesión: Estos celos son los más preocupantes de todos, porque pueden derivar en comportamientos obsesivos y violentos. Si alguno de los dos siente amenazada su integridad física o psicológica, hay que recurrir a los mecanismos que nos ofrecen las instituciones. Vivir con miedo a nuestra pareja no es una opción.
Este tipo de celos más posesivos se despiertan por la creencia cultural, social o educativa (unos malos referentes familiares, por ejemplo) de que nuestra pareja nos pertenece. Al convertirse la pareja en una especie de posesión inviolable, también pierde a ojos del otro su autonomía y su libertad. Como si para realizar cualquier movimiento en su vida necesitara el beneplácito de su pareja.
Los mecanismos de control que se despliegan en este caso pueden ir desde tratar de acceder a sus mensajes privados en redes sociales, revisar su email, estar pendiente de con quién habla por teléfono, espiar su historial de Whatsapp, revisar su mochila o su bolso… etc.
Incluso las ex parejas pueden percibirse como una amenaza e, independientemente de que se tenga o no contacto con ellas, el mero hecho de mencionarlas o de relatar alguna anécdota del pasado puede desembocar en un ataque de celos.
5 Consejos para controlar los celos en la pareja
El mejor consejo que podemos darte si sufres celos y temes por tu felicidad y la de tu pareja, es que busques ayuda especializada lo antes posible. Nosotras tratamos, tanto en terapia de pareja como en terapia individual, este asunto constantemente. Puedes gestionar los celos como cualquier otra emoción. ¡Y estaremos a tu lado para guiarte!
No obstante, te adelantamos aquí algunas claves importantes para aprender a poner los celos en su sitio, cuidarte emocionalmente y cuidar también de tu pareja.
- Aprende a reconocer los celos. Cuando le ponemos nombre a las cosas, son mucho más manejables. Aprendemos a gestionarlas. Negar la evidencia solo provocará más dolor, tanto dentro de ti como en tu pareja.
- Identifica, poco a poco, en qué momentos surgen. Presta atención a los momentos en los que los celos hacen acto de presencia o se agudizan. ¿Se debe a algo que ha hecho o dicho mi pareja? ¿Aparecen porque he imaginado una escena de mi pareja siéndome infiel, a pesar de no tener ningún indicio real? Todo esto te servirá para entender cómo funcionan los celos y para poder controlarlos.
- Piensa en tu pasado: ¿en qué momentos has sentido celos? Echa la vista atrás y trata de recordar en qué circunstancias de tu vida has sentido celos (no solo respecto a otras parejas, sino también con amigos, hermanos, etc.). Analiza por qué ha surgido esa sensación y por qué te resulta tan dolorosa. Seguro que eso nos ayuda a encontrar la clave para conseguir que el malestar se vaya diluyendo y seas capaz de controlar esa emoción.
- No confundas controlar los celos con hacer que desaparezcan. Todas las emociones son válidas y nos aportan información muy valiosa para cuidar de nuestra salud mental y física. Si aparecen, no trates de eliminarnos. Porque no servirá para nada. La clave está en aprender a controlarlos, a dominarlos; y no dejar que ellos te dominen a ti.
- Mejora la comunicación con tu pareja y fortalece la confianza mutua. ¡Esto es vital! Si no podéis construir una confianza mutua, es muy difícil que podáis enfrentaros a vuestras propias inseguridades y miedos. La terapia psicológica os ofrecerá unas herramientas sólidas para solucionar cualquier problema de comunicación.
Puedes escribirnos un mensaje, enviarnos un email, llamarnos por teléfono o pedirnos que te llamemos… Pedir cita previa es el primer paso. Y el primer paso siempre es el más difícil. Una vez dado, ¡solo puede ir a mejor! Te ayudaremos y acompañaremos para vuelvas a disfrutar de la vida.
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