Conductas obsesivas compulsivas

CONDUCTAS OBSESIVAS COMPULSIVAS
Conductas obsesivas compulsivas

¿Qué es el TOC: Trastorno Obsesivo Compulsivo?


E n primer lugar, cuando analizamos un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), tenemos que diferenciar los dos factores que lo componen. Por un lado, tenemos el factor “obsesivo”, relacionado con pensamientos intrusivos que persisten de forma recurrente y los cuales generan un gran malestar en la persona que los padece. Estas ideas generan inquietud, miedo o pánico en el individuo, lo cual desemboca en fuertes reacciones de angustia y ansiedad.

Por otro lado, el factor “compulsivo” es una reacción del individuo ante los pensamientos tan desasosegantes que acabamos de mencionar; precisamente para tratar de liberarse de alguna forma de esa ansiedad y de ese gran malestar. Este tipo de conductas compulsivas se estructuran en repeticiones o rituales muy exagerados. Patrones a través de los que la persona trata de parar de alguna forma los pensamientos obsesivos.

Evidentemente, la respuesta compulsiva, al igual que los pensamientos intrusivos que parecen dominar la conciencia de forma irremediable, tienen una naturaleza desproporcionada. Y pueden resultar sumamente incapacitantes para la persona que los padece. Llegando a inhabilitarla para el desarrollo de sus actividades y responsabilidades más cotidianas: rendimiento escolar, estudios universitarios, mundo laboral adulto. O algo tan absolutamente prosaico para cualquiera que no padezca este trastorno como, por ejemplo, limpiar, hacer la compra o coger el transporte público.

En la última década, la Organización Mundial de la Salud empezó a preocuparse especialmente por esta patología, al observar que su presencia, en mayor o menor grado, era bastante más frecuente de lo que hasta ese momento se pensaba. Hace no demasiado tiempo el trastorno obsesivo compulsivo se consideraba una enfermedad psiquiátrica extraña con difícil tratamiento.

A día de hoy, la OMS reconoce este trastorno como una de las 20 enfermedades mundiales más discapacitantes. De hecho, se encuentra entre las 7 primeras en términos de salud mental. Precisamente por su naturaleza de “efecto bucle”: cuanto más desagradables o amenazantes resultan las ideas obsesivas en el individuo, con más intensidad y frecuencia se producen sus conductas compulsivas. Se produce, por lo tanto, un círculo vicioso de corte ansioso que es muy complicado de romper sin la ayuda profesional adecuada.

¿Cómo sabemos que algo no va bien? Identificar un trastorno obsesivo compulsivo

E n España se calcula que existen más de un millón de personas diagnosticadas con trastorno obsesivo compulsivo. Sin embargo, sigue considerándose una “enfermedad” extraña y no todos los profesionales de la psiquiatría y la psicología se encuentran preparados para enfrentarse convenientemente a su tratamiento y seguimiento terapéutico.

Una de las pautas más evidentes que hacen saltar las alarmas sobre la posible existencia de comportamientos obsesivos y compulsivos es la presencia de “rituales”. Esto es, si observamos que en el individuo se repiten patrones con mucha frecuencia, que deben ejecutarse sin excepción y sin saltarse ninguno de los pasos.

Y, por supuesto, la existencia de una ansiedad o angustia perpetua en esa persona. Que solamente logra calmar, levemente y como medida inmediata y cortoplacista, a través de los actos compulsivos.

El TOC puede manifestarse tanto en adultos como en niños y adolescentes. Los diagnósticos más habituales se producen en la adolescencia tardía o primera juventud: a partir de los 18 años de edad. Pero eso no quiere decir, en absoluto, que las primeras manifestaciones de este trastorno no aparezcan en edades mucho más tempranas. Incluso en la infancia: donde en muchas ocasiones es muy difícil el diagnóstico por no contar con una atención temprana adecuada.


Síntomas comunes en las conductas obsesivas compulsivas

L os rituales de las conductas compulsivas del TOC suelen ser muy llamativas. En ocasiones se confunden con meras excentricidades, pero las personas que lo padecen pueden llegar a sufrir mucho y experimentar graves dificultades en su vida social, familiar, laboral y sexual. Los sentimientos de culpa y la falta de autoestima por parte de las personas que tienen conductas obsesivas y compulsivas pueden aislarlos mucho y alejarnos de un tratamiento eficaz que mejore su calidad de vida.

Por ello, es muy importante prestar atención a los primeros signos de alarma y no estigmatizar a las personas con trastorno obsesivo compulsivo. La falta de empatía puede provocar que este trastorno empeore y que desemboque en otras enfermedades relacionadas (o las empeore).

Algunas de las obsesiones y comportamientos compulsivos más comunes suelen estar relacionados con el orden y con la higiene. Lo podemos ver reflejado en películas o libros famosos: personajes que, por ejemplo, necesitan lavarse las manos constantemente o que no pueden tocar sin guantes superficies de lugares públicos.

Existen, en términos generales, varios tipos de TOC. Lo cual no significa que hablemos de clasificaciones impermeables. Puesto que este trastorno es clínicamente heterogéneo. Es decir, las personas con conductas obsesivas y compulsivas pueden no limitarse a experimentar uno de los siguientes síntomas descritos, sino varios de forma simultánea. Depende de cada individuo.

Tipos de Trastornos Obsesivos Compulsivos

Limpiadores y lavadores

Son aquellas personas obsesionadas en extremo con la higiene, los gérmenes y las bacterias. Su gran pesadilla se relaciona con la posibilidad de contaminarse con microorganismos y sustancias tóxicas; y sienten pavor a la suciedad. Los virus también pueden llegar a crearles auténticas parálisis en su vida diaria, puesto que constantemente piensan que pueden estar infectados y desarrollar terribles enfermedades. Podríamos hablar de una hipocondría desbocada. Esto puede ser especialmente peligroso o dañino cuando se utilizan en exceso geles, desinfectantes, lejías y otros productos de alta toxicidad y/o que pueden provocar reacciones en la piel o problemas respiratorios.

Orden y simetría

Son individuos que necesitan perseguir de forma enfermiza la perfección en cada detalle de su existencia. Una evidente respuesta compulsiva a un pensamiento obsesivo de este tipo de características sería, por ejemplo, alinear por tamaños, colores u otro tipo de clasificación objetos como material de papelería, libros, calcetines, cajas, etc. Esto implica en ellos, por ejemplo, no soportar que un mantel cuelgue un milímetro más a la derecha o a la izquierda de lo que se considera equilibrado.

Aproximaciones terapéuticas como la psicología cognitivo-conductual, la meditación o técnicas relacionadas con el mindfulness han demostrado conseguir resultados muy positivos en el tratamiento de pacientes con TOC o conductas obsesivas y compulsivas.

No dejes que el TOC domine tu vida, la de tus hijos o la de tus seres queridos. Podemos mantenerlo bajo control y disfrutar de una calidad de vida mucho mejor que la que estamos experimentando. Siempre, en manos de profesionales en la salud mental capacitados para abordar las especificidades de este tipo de trastornos.

Verificadores y chequeadores

En este caso, el TOC se manifiesta en pensamientos catastróficos sumamente intrusivos que solamente consiguen paliarse a través de acciones basadas en la repetición sumamente irracionales; bajo la idea de que, solo a través del cumplimiento de esas rígidas reglas rituales, la amenaza cesará. Podemos identificarlo, por ejemplo, cuando una persona se obsesiona con la inspección por seguridad de algún elemento. Por ejemplo: necesita abrir y volver a cerrar una puerta siempre de la misma manera para asegurarse de que está bien cerrada. Lo mismo puede ocurrir con la llave del gas, el agua o las ventanas.

Acumuladores

Como su propio nombre indica, son aquellas personas que necesitan coleccionar objetos que no tienen particularmente ningún tipo de valor especial. No son capaces de desprenderse de ellos. Y la idea de perderlos o descuidarlos les provoca un malestar que puede ser insoportable. El famoso Síndrome de Diógenes es un tipo de trastorno muy relacionado con esta subcategoría de obsesión-compulsión. Aunque difieren en que el Síndrome de Diógenes se da principalmente en personas de edad avanzada, y en las que generalmente existe un importante deterioro cognitivo o alguna demencia.

Ritualizadores mentales y obsesiones basadas en “pensamiento mágico

Podríamos, quizás, hablar de dos subtipos en este apartado, pero no dejan de estar íntimamente relacionados en el modo de operar cognitivamente. Aquí hacemos referencia a personas que apelan a pensamientos o imágenes repetitivas para conseguir calmar las ideas obsesivas que les perturban cuando aparecen. De modo que no suelen realizar gestos o acto, por así decirlo; sino que su mecanismo de defensa pasa por intentar contrarrestar una idea o un pensamiento con otro.

Este tipo está muy conectado con ideas supersticiosas o de cariz religioso o místico. Incluso fantástico o sobrenatural. Cierto es que las obsesiones de corte supersticioso o “pensamiento mágico” no solamente se neutralizan con otros pensamientos. También, en muchas ocasiones, se combinan con gestos o patrones de comportamiento rituales. Estos individuos sienten pánico al pensar que, si no cambian su pensamiento o realizan el ritual de forma adecuada, una gran desgracia caerá sobre ellos o sobre otras personas.

Numerales

Algunas personas desarrollan una fijación por buscar “sentido” a los números que los rodean. Buscan patrones de forma frenética que consigan explicar cosas a su alrededor. Intentar realizar operaciones matemáticas con ellos para encontrar una significación determinada que apoye sus posteriores acciones. Por ejemplo: si sale un número par, toman una decisión. Si el número es impar, toman otra. De hecho, muchos de ellos no consiguen soportar la idea de la aparición de números pares o impares en su vida. Y suelen existir muchas conexiones con la categoría anterior (superstición o “pensamiento mágico”).

Puramente impulsivos

Ciertas personas manifiestan su TOC a través del temor irracional de llegar a provocar daño, tanto a otras personas como a sí mismos. Sus ideas intrusivas los torturan con pensamientos sobre crímenes o agresiones de todo tipo, incluyendo el suicidio. Piensan también que pueden llegar a ser responsables, por un error o un despiste, de un accidente de repercusiones catastróficas.

Por su mente navegan imágenes violentas y aterradoras; incluyendo aquí las de contenido sexual. En varias ocasiones se presentan casos de personas obsesionadas con la idea de que tienen una sexualidad sumamente “desviada” o aberrante y tienen miedo de no saber cuál es realmente su tipo de sexualidad. Hay casos de personas con un TOC vinculado a este tipo que pueden tener absoluto pavor al hecho de ser homosexuales, por ejemplo.

Las conductas obsesivas y compulsivas en niños


C omo ya hemos mencionado, el trastorno obsesivo compulsivo puede aparecer en niños, incluso en edades tan tempranas como los 7 años. Por ello, la importancia de la atención primaria es vital para detectar el problema lo antes posible y buscar las soluciones terapéuticas más indicadas.

La manifestación más común en el TOC infantil viene determinado por el pensamiento catastrofista. Niños que se obsesionan con la idea de que algo malo o terrible va a suceder. Y suelen sentirse terriblemente culpables: pueden llegar a pensar que ellos tienen la “culpa” de no poder evitar esa desgracia.

También observaremos en los menores con este problema la necesidad de repetir patrones de comportamiento de forma ritual y compulsiva. Muchos de ellos se obsesionan con el orden y con la necesidad irrevocable de colocar sus objetos materiales (por ejemplo, el material escolar o los juguetes) en patrones de simetría perfectos. Si se alteran alguno de sus patrones, estos niños pueden llegar a manifestar explosiones de ira, rabia o ansiedad.

La clave para detectar que algo no va bien y va más allá de una manía anecdótica es observar que los patrones son persistentes y que pueden llegar a aumentar su frecuencia. Si estos pensamientos y actos compulsivos interfieren negativamente en la vida diaria del niño, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que existe un problema. La ayuda terapéutica profesional es determinante junto con la colaboración de los padres, tutores y profesores.

Conductas obsesivas compulsivas en niños

Conductas obsesivas compulsivas

Las conductas obsesivas y compulsivas en adolescentes


E l caso de los adolescentes no difiere mucho de lo ya mencionado en los niños ni en los síntomas más frecuentes anteriormente mencionados.


Sin embargo, al hablar de edades tan críticas como la pubertad, con todos los cambios hormonales implicados en el proceso y la vulnerabilidad ante las opiniones y críticas ajenas, el TOC en la adolescencia puede convertirse en un problema complejo de abordar.

Por ejemplo, en este tipo de edades, debemos estar muy pendientes de todo lo relacionado con la salud (incluida la sexual, puesto que nos encontramos en los albores del desarrollo sexual de los menores) y con lo corporal. Un trastorno obsesivo compulsivo en un adolescente relacionado con pensamientos destructivos sobre su propio cuerpo puede derivar, por ejemplo, en trastornos de la alimentación como la anorexia o la bulimia nerviosas.

Numerosas investigaciones apuntan, además, a un aumento de la probabilidad de sufrir cuadros depresivos en adolescentes con TOC que no reciben un tratamiento adecuado.

Algunas de las ideas obsesivas que aparecen de forma intrusiva en adolescentes suelen relacionarse con:

  • Miedo a la suciedad, gérmenes, bacterias o virus.
  • Miedo a contaminarse de alguna forma y sufrir una grave enfermedad (y/o contagiar esa grave enfermedad a otros).
  • Obsesión con números que consideran pueden darles buena o mala suerte. Realización de patrones matemáticos compulsivos antes de tomar decisiones.
  • Exceso de escrúpulo y cuidado en el orden: necesidad de simetrías en la colocación de objetos.
  • Obsesiones con la religión y la muerte.
  • Obsesión con pensamientos sexuales o con comportamientos violentos o agresivos.
  • Sonidos, ruidos, palabras o gestos que les resultan tan desagradables que no son capaces de tolerarlos.
  • Miedo o auténtico pavor a sufrir un accidente o una enfermedad grave: ellos mismos o algún familiar cercano.

¿Qué puedo hacer para tratar un trastorno obsesivo compulsivo?

D esde fuera pueden parecer excentricidades o rarezas sin importancia, pero el trastorno obsesivo compulsivo puede llegar a minar enormemente la vida de las personas que lo padecen y de quienes están a su alrededor.

No se conocen con absoluta seguridad las causas del TOC, aunque muchas son las teorías al respecto que hablan de factores genéticos, inmunológicos o neuroquímicos. Desde la perspectiva de la neuropsiquiatría, por ejemplo, se han observado la existencia de conexiones neuronales que perpetúan el círculo vicioso del TOC. Y que son las que deben reconfigurarse adecuadamente. Para que los cambios en la conducta sean efectivos y el individuo consiga comportarse de forma saludable.

Aproximaciones terapéuticas como la psicología cognitivo-conductual, la meditación o técnicas relacionadas con el mindfulness han demostrado conseguir resultados muy positivos en el tratamiento de pacientes con TOC o conductas obsesivas y compulsivas.

No dejes que el TOC domine tu vida, la de tus hijos o la de tus seres queridos. Podemos mantenerlo bajo control y disfrutar de una calidad de vida mucho mejor que la que estamos experimentando. Siempre, en manos de profesionales en la salud mental capacitados para abordar las especificidades de este tipo de trastornos.




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